lunes, 25 de mayo de 2020

El lobo y los 7 cabritillos

 El lobo y los7 cabritillo


El lobo y los cabritillos
Había una vez, una mamá cabra que vivía en una casita del bosque con seis cabritillos. Los pequeñines vivían muy felices, protegidos por su madre de todo peligro. Cierta mañana, la cabra decidió salir al bosque en busca de comida para sus pequeños pero antes de partir les advirtió: “Mis queridos hijos, no deben abrirle la puerta a nadie hasta que yo regrese. El lobo malo anda suelto por el bosque y de seguro vendrá a devorarlos mientras yo no esté”.
“No te preocupes mamá. Tendremos mucho cuidado”, prometieron los cabritillos viendo alejarse a su madre por el bosque. Unas horas después, mientras los pequeñines saltaban y jugaban dentro de la casita, oyeron unos golpes secos en la puerta. “Hijitos míos, soy vuestra madre y he regresado. Por favor, abridme”. Pero los cabritillos no se dejaron engañar, pues supieron por la voz que se trataba del lobo malo.
“No abriremos la puerta. Sabemos que no eres nuestra madre”, gritaron los cabritillos con todas sus fuerzas. El lobo, enfurecido, salió a toda velocidad hacia su cueva y devoró una docena de huevos para aclararse la voz. Al llegar nuevamente a la casita de mamá cabra, toco suavemente la puerta y dijo con mucho cuidado: “Hijos míos, soy vuestra madre y les he traído un regalo. Abridme, por favor”.
Engañados por la voz suave y melodiosa del lobo, los cabritillos decidieron mirar por debajo de la puerta y fue entonces cuando pudieron ver las patas negras y gordas del lobo. “No te abriremos porque no eres nuestra madre”, gritaron los pequeñines con temor.
Sin embargo, el lobo no se rindió, y partió hacia su cueva nuevamente para pintarse las patas con harina blanca. Por segunda vez, arribó la bestia a la casita donde vivían los cabritillos. “Abridme la puerta mis queridos hijos. Mamá cabra ha llegado”, dijo el lobo malo con una voz suave y musical. Al mirar por debajo de la puerta, los pequeñines pudieron ver unas patas blancas como las de su mamá, y fue entonces cuando el lobo logró entrar a la casita.
Muertos de miedo, los pequeños cabritos se pusieron a correr por todo el lugar, pero el lobo era mucho más rápido y logró capturar al cabrito que se había escondido en la estufa, al que se refugió debajo de la cama, al que quedó colgado del techo, al que se ocultó detrás del piano y finalmente, al que se había metido debajo de la alfombra.
Cuento clásico: El lobo y los cabritillos
Uno por uno, la bestia feroz devoró a los cinco cabritillos, sin darse cuenta que uno de los pequeñines se había quedado escondido en el armario. Repleto y cansado, el lobo decidió abandonar la casita para irse a dormir a la sombra de un árbol.
Tiempo después, mamá cabra llegó por fin a la casita con la esperanza de ver a sus hijos, pero cuál fue su sorpresa cuando descubrió que solamente uno de los cabritillos se encontraba en el lugar. Asustada y nerviosa, mamá cabra abrazó a su pequeñín mientras este le contaba cómo el lobo malo había devorado a sus hermanos.
Sin tiempo que perder, la madre salió en busca del lobo feroz, y tal cómo había imaginado lo encontró tendido a los pies de un árbol, roncando y durmiendo profundamente con la panza hinchada de tanto comer. Con gran valor, mamá cabra regresó a casa en busca de hilo, agujas y una tijera, para abrirle la panza al lobo malo y rescatar a sus hijitos.
Tan pronto cómo abrió la panza, uno de los cabritillos asomó la cabeza, luego otro, y otro, y otro, hasta que los seis pequeñines se encontraron a salvo bajo el amparo de su madre. Seguidamente, la cabra le indicó a sus hijos que buscaran todas las piedras en los alrededores, y cuando tuvieron una pila enorme, rellenaron la panza del lobo hasta dejarla bien inflada.
Con mucho cuidado, mamá cabra cosió al lobo y se marchó con sus cabritillos rápidamente hacia casa. Cuando la bestia mala despertó, sintió un peso enorme en su estómago, así que se dirigió al río para tomar agua. Como las piedras pesaban mucho, el lobo quedó atrapado en el fondo del río sin poder salvarse, mientras la madre cabra y los cabritillos festejaban a salvo en su casita del bosque.

CAPERUCITA ROJA


Caperucita Roja


En un bosque muy lejos de aquí, vivía una alegre y bonita niña a la que todos querían mucho. Para su cumpleaños, su mamá le preparó una gran fiesta. Con sus amigos, la niña jugó, bailó, sopló las velitas, comió tarta y caramelos. Y como era buena, recibió un montón de regalos. Pero su abuela tenía una sorpresa: le regaló una capa roja de la que la niña jamás se separó. Todos los días salía vestida con la caperuza. Y desde entonces, todos la llamaban de Caperucita Roja.
Un día su mamá le llamó y le dijo:
– Caperucita, mañana quiero que vayas a visitar a la abuela porque está enferma. Llévale esta cesta con frutas, pasteles, y una botella de vino dulce.
A la mañana siguiente, Caperucita se levantó muy temprano, se puso su capa y se despidió de su mamá que le dijo:
– Hija, ten mucho cuidado. No cruces el bosque ni hables con desconocidos.
Pero Caperucita no hizo caso a su mamá. Y como creía que no había peligros, decidió cruzar el bosque para llegar mas temprano. Siguió feliz por el camino. Cantando y saludando a todos los animalitos que cruzaban su camino. Pero lo que ella no sabía es que escondido detrás de los árboles, se encontraba el lobo que la seguía y observaba.
De repente, el lobo la alcanzó y le dijo:
– ¡Hola Caperucita!
– ¡Hola señor lobo!
– ¿A dónde vas así tan guapa y con tanta prisa?
– Voy a visitar a mi abuela, que está enferma, y a la que llevo frutas, pasteles, y una botella de vino dulce.
– ¿Y dónde vive su abuelita?
– Vive del otro lado del bosque. Y ahora tengo que irme sino no llegaré hoy. Adiós señor lobo.
El lobo salió disparado. Corrió todo lo que pudo hasta llegar a la casa de la abuela. Llamó a la puerta.
– ¿Quién es? Preguntó la abuelita.
Y el lobo, imitando la voz de la niña le dijo:
– Soy yo, Caperucita.
La abuela abrió la puerta y no tuvo tiempo de reaccionar. El lobo entró y se la tragó de un solo bocado. Se puso el gorrito de dormir de la abuela y se metió en la su cama para esperar a Caperucita.
Caperucita, después de recoger algunas flores del campo para la abuela, finalmente llegó a la casa. Llamó a la puerta y una voz le dijo que entrara.
Cuando Caperucita entró y se acercó a la cama notó que la abuela estaba muy cambiada. Y preguntó:
– Abuelita, abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes!
Y el lobo, imitando la voz de la abuela, contestó:
– Son para verte mejor.
– Abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
– Son para oírte mejor.
– Abuelita, ¡qué nariz más grande tienes!
– Son para olerte mejor.
Y ya asustada, siguió preguntando:
– Pero abuelita, ¡qué dientes tan grandes tienes!
– ¡Son para comerte mejor!
Y el lobo saltando sobre caperucita, se la comió también de un bocado.
El lobo, con la tripa totalmente llena acabó durmiéndose en la cama de abuela.
Caperucita y su abuelita empezaron a dar gritos de auxilio desde dentro de la barriga del lobo. Los gritos fueron oídos por un leñador que pasaba por allí y se acercó para ver lo que pasaba. Cuando entró en la casa y percibió todo lo que había sucedido, abrió la barriga del lobo, salvando la vida de Caperucita y de la abuela. Después, llenó piedras a la barriga del lobo y la cosió. Cuando el lobo se despertó sentía mucha sed. Y se fue a un pozo a beber agua. Pero al agacharse la tripa le pesó y el lobo acabó cayendo dentro del pozo del que jamás consiguió salir. Y así, todos pudieron vivir libres de preocupaciones en el bosque. Y Caperucita prometió a su mamá que jamás volvería a desobedecerla.
FIN

EL PATITO FEO



El patito feo


La mamá Pata, avergonzada por haber tenido un patito tan feo, le apartó con el ala mientras daba atención a los otros patitos. El patito feo empezó a darse cuenta de que allí no le querían. Y a medida que crecía, se quedaba aún mas feo, y tenía que soportar las burlas de todos.


En una hermosa mañana de verano, los huevos que habían empollado la mamá Pata empezaban a romperse, uno a uno. Los patitos fueron saliendo poquito a poco, llenando de felicidad a los papás y a sus amigos. Estaban tan contentos que casi no se dieron cuenta de que un huevo, el más grande de todos, aún permanecía intacto.


Todos, incluso los patitos recién nacidos, concentraron su atención en el huevo, a ver cuando se rompería. Al cabo de algunos minutos, el huevo empezó a moverse, y luego se pudo ver el pico, luego el cuerpo, y las patas del sonriente pato. Era el más grande, y para sorpresa de todos, muy distinto de los demás. Y como era diferente, todos empezaron a llamarle el Patito Feo.







Entonces, en la mañana siguiente, muy temprano, el patito decidió irse de la granja. Triste y solo, el patito siguió un camino por el bosque hasta llegar a otra granja. Allí, una vieja granjera le recogió, le dio de comer y beber, y el patito creyó que había encontrado a alguien que le quería. Pero, al cabo de algunos días, él se dio cuenta de que la vieja era mala y sólo quería engordarle para transformarlo en un segundo plato.



El patito salió corriendo como pudo de allí. El invierno había llegado, y con él, el frío, el hambre y la persecución de los cazadores para el patito feo. Lo pasó muy mal. Pero sobrevivió hasta la llegada de la primavera. Los días pasaron a ser más calurosos y llenos de colores. Y el patito empezó a animarse otra vez.


Un día, al pasar por un estanque, vio las aves más hermosas que jamás había visto. Eran elegantes, delicadas, y se movían como verdaderas bailarinas, por el agua. El patito, aún acomplejado por la figura y la torpeza que tenía, se acercó a una de ellas y le preguntó si podía bañarse también en el estanque. Y uno de los cisnes le contestó:

– Pues, ¡claro que sí! Eres uno de los nuestros.

Y le dijo el patito:

– ¿Cómo que soy uno de los vuestros? Yo soy feo y torpe, todo lo contrario de vosotros.

Y ellos le dijeron:

– Entonces, mira tu reflejo en el agua del estanque y verás cómo no te engañamos.

El patito se miró y lo que vio le dejó sin habla. ¡Había crecido y se había transformado en un precioso cisne! Y en este momento, él supo que jamás había sido feo. Él no era un pato sino un cisne. Y así, el nuevo cisne se unió a los demás y vivió feliz para siempre.


FIN







Cuentos para esta edad...



El otro día una mamá me pregunto por algún cuento interesante para esta edad, y como me pidió algunas recomendaciones os traigo 5 cuentos para niños y niñas de aproximadamente 1-3 años.










1. Primeros libros, Ed. La Galera







Es una caja con 4 mini libros. Desarrollan y estimulan el lenguaje oral y ayuda a la adquisición de vocabulario por lo que es ideal para estas edades ya que empiezan a emitir sus primeras palabras. Son muy didácticos y sus imágenes son de cosas reales.


2. La granja al dedillo, Ed. Combel








Este cuento pertenece a una colección de animales, hay varios: Los pequeanimales al dedillo, Los animales marinos al dedillo, Las mascotas al dedillo....



Lo ideal de estos cuentos es que además de que son animales que siempre interesan mucho al niño y aprenden sus onomatopeyas, están hechos con texturas, muchas partes de las páginas tienen diferentes texturas para poder tocar.






















3. El pequeño libro de la noche










Este libro también pertenece a una colección de cuentos, entre los que encontramos: El pequeño libro de los animalitos, el de los colores, de las estaciones, de la granja...

Es perfecto para que empiecen a manipular cuentos porque sus páginas son duras y en cada página hay solapas o lengüetas. Muy sencillo y bonito.






















4. El Pollo Pepe











¿Quién no conoce ya al Pollo Pepe? Un libro en Pop Up muy visual y sencillo. Les encanta!!!


Ya hay un montón de versiones: El pollo Pepe va al colegio, El Pollo Pepe se va de viaje... Y además, también podemos empezar a conocer a otros amigos en otros cuentos como: La cerdita Clea o el Pájaro Paco...


Pero el Pollo Pepe es un must. Está la opción de comprarlo con un pequeño peluche del pollo Pepe, a los más peques les encanta, y además tiene hasta una canción!



5. Miau. De la cuna a la luna.











La colección De la cuna a la luna es una colección de cuentos, basados en el concepto de "poegrama", es decir poemas ilustrados, también con hojas duras y sin aristas, para que ellos puedan manipular y con dibujos y rimas sencillas. Perfectos para la prelectura.





¿Os ha gustado? ¿Los conocíais? No dudéis en comentar y decírmelo por aquí.



miércoles, 20 de mayo de 2020

SEMANA 10

EN LA ESCUELA TODO ES POSIBLE

Sólo es cuestión de dejarse sorprender e impresionar por los niñ@s, teniendo en cuenta que: 
“Un niñ@ siempre puede enseñar a un adulto 3 cosas":

– Estar contento sin motivo
– Estar siempre ocupado en algo
– Saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.
Paulo Coelho



SEMANA 10 



Buenos días familias, comenzamos con una nueva forma de trabajo, en la cual nos vamos a basar en el proyecto de "la granja de Nito"

Durante esta semana vamos a trabajar la Unidad 4 " VAMOS A COMER "

Así que manos a la obra que comenzamos ...


En primer lugar vamos con el  cuento y el audio cuento "VAMOS A COMER"





Después de escuchar y ver el cuento, tendréis que realizar cada día una ficha de las que os presentamos a continuación, las  tenéis en el libro  de vuestros hijos . En el reverso de cada ficha explica lo que hay que hacer ...















Os enviamos unos audio vídeos para repasar el color azul,el número 1 y los objetos relacionados con la alimentación 















 A lo largo de cada una de estas semanas, que faltan para terminar el curso, os invitamos a realizar con los peques una nueva experiencia de cuentos.... 
Os dejamos un cuento motor para realizar con ellos ¡les encantan! Es una forma muy entretenida de aprender vocabulario y mover el esqueleto .
Esperamos que os guste 




Había una vez un hombre que vivía en una granja. Todos los días se levantaba muy temprano (Bostezar como sí nos estuviéramos levantando). Siempre lo hacía cuando cantaba su gallo Kiriko (kíkiríki, kíkíríkííiíí, …. ). Luego se lavaba y después desayunaba leche y unas tostadas de pan muy ricas (Abrir y cerrar la boca primero despacio y después rápido, aumm, aumm,…. imitando comer). Seguidamente, se iba a cuidar a los animales. Primero limpiaba las cuadras donde estaban, y lo hacía cantando (lalalala, lalala lalalala lale, lalalala lá lalalali,…. se pueden seguir inventando diferentes ritmos).
Todos los animales estaban muy contentos porque veían que el granjero estaba contento y lo dejaba todo muy limpio para que ellos estuvieran a gusto. Después de haberlo limpiado todo, empezaba a dar palmadas (distintos ritmos de palmadas), diciendo:
– Todos a comer.
Y todos los animales se relamen, porque ya tenían hambre (mover la lengua de un lado para otro pasándola por los labios de arriba y luego por los de abajo, despacio y rápido. Luego apretar los labios uuummmm, uum, uumm, … ) y se preparaban para recibir la comida.
El granjero empezó a darle de comer a las gallinas:
– Hola gallinitas, (pita, pita, pita, pita, piíita,….)
Las gallinas lo recibían muy contentas (cooooco, cococoooooco, ….) y los pollitos también (pío pío píooo…) y empezaban a picar el trigo que les echaba.
Después siguió con los patos:
– Hola patitos, y silbaba para llamarlos (intentar silbar varias veces, aunque solo salga el soplo).
Los patitos acudían rápidos (cuaca, cuaca, cuaaa…) y comenzaban a comer.
Luego se iba a donde estaban otros animales, la vaca, el cerdo, las ovejas y las cabras, a los que también saludaba.
-Hola, hola, (Hacemos participar a los niños para que digan varias veces el saludo, para que les puedan contestar los animales).
Y todos los animales contestaban alegres (la vaca: muuu, muuu, muuu,…. el cerdo: oinnn oiíinnn oíiínnn,…. las cabras y las ovejas: beeee, beeee, beeee, …. ) y se pusieron a comer.
Por último acudió corriendo su caballo (tocotoc, tocotoc, tocotoc,..) y también los conejos, porque ellos también querían comer. Y cuando les dio la comida, empezaron a mover su boca (movimiento de labios cerrados, abiertos, lento, y algo más rápidos), y allí se quedaron todos.
El granjero, cuando acabó la tarea, se fue a su casa a comer y a descansar un poco.
Cuando llegó la tarde fue al campo con su perro, los dos iban muy alegres; el granjero cantando (lalala lá, lalala lala lala la,….) y el perro lo acompañaba (guauu, guauu, guau guau guauuu,…).
Iban alegres porque tenían que cortar hierba para que los animales de la granja, tuvieran comida al día siguiente.
Cuando acabaron volvieron a la granja igual de contentos (repetir lo anterior, si se quiere con otros ritmos).
Al final del día se fueron a cenar, y después a dormir (Inspirar por la nariz y echar el aire por la boca, como haciendo el dormido).
Todos los animales de la granja, también dormían felices, porque tenían un granjero que los cuidaba muy bien, y por eso lo querían mucho.
Por eso, siempre que se cuida bien a los animales, nos querrán mucho.
Colorín, colorado,….

Para finalizar el trabajo de esta semana, os pasamos una manualidad 



juguetes con rollos de papel higiénico


MATERIALES NECESARIOS


- Platos de cartón o plástico
- Pinturas
- Pegatinas
- Rollos de papel higiénico o de cocina 
- Tijeras 
- Pegamento o celo
- Una base de cartón 


Feliz semana a tod@s